"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




lunes, 31 de enero de 2011

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Tenía un post escrito para publicar hoy acerca de la vida en comunidad, mañana lo publico.

Iba a hacerlo hoy, pero me encuentro con que la madrugada del pasado domingo, una niña de 18 falleció víctima de un accidente de tráfico. No deja de ser una noticia tristemente común si no fuera porque la chica había sido novia de mi primo durante un tiempo considerable. No dejaría de ser una noticia familiarmente lamentable si no fuera porque la chica era hija de un reconocido actor español. No dejaría de ser una noticia patética si no fuera porque me he enterado por La Noria antes que por la familia. Qué triste.

Una noticia así te deja siempre un poco tocada, pero más si es alguien a quien conoces, o te es cercano, o es una chica de 18 años que volvía a casa cuando un conductor irresponsable embistió su coche circulando por dirección contraria. Superaba cinco veces la tasa máxima de alcoholemia permitida.

Es súper fácil hacer la clásica crítica de lo peligroso que es beber y luego conducir, pero aquí nadie puede tirar la primera piedra. Yo jamás bebo cuando conduzco, pero me he montado en coches conducidos por gente que había tomado un par de copas, y he permitido que amigas y amigos cogiesen el coche aunque hubieran bebido. Y encima he dicho "dame un toque cuando llegues".

No tengo, por tanto, potestad para decir a nadie lo que debe o no debe hacer.

Lo que sí puedo hacer es dar una realidad objetiva: que una niña de 18 años pierde la vida por una irresponsabilidad que se podía haber evitado. Lo que sí puedo decir es que una familia, o varias, unos amigos y amigas y un país entero se conmocionan cada día por sucesos como este, por tragedias que tienen un código pin que puede evitarlas:

0,0.


Intento buscar una fotografía que ilustre este post y no la encuentro, o no la quiero encontrar.


No es mi responsabilidad, ni la tuya, el dolor y el sufrimiento de tantas personas.

Pero tener cabeza al volante sí. Responsabilidad mía, tuya, y de todo el mundo.

Al volante, responsabilidad. Al volante, 0,0.

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