"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




viernes, 28 de enero de 2011

El Principito

Desde que estoy en un puesto de responsabilidad y tengo que hacer 27.000 programas y proyectos, me paso el día leyendo libros, biografías, cuadernos y cuadernillos acerca de la apasionante y siempre útil psicología evolutiva. Si alguien vuelve a nombrar la palabra "desarrollo" juro que no me hago responsable de mí misma ni de mi reacción.
El hecho de estar todo el día como una ratoncilla de biblioteca, metida entre libros, me tiene a todas luces trastornada y me da por hacer cosas insospechables.

Estaba ya cansada de tanta teoría y tanto estudio y lo he dejado un rato, así que para desengrasar me ha dado el siroco y me he puesto manos a la obra con la también emocionante tarea de ordenar los armarios, que falta les hacía, porque en cuanto yo meto la mano en una estantería la descabalo por completo, aunque sólo haya cogido un libro. Por alguna extraña razón que se me escapa, soy incapaz de mantener ordenado un armario, y lo peor es que encima me repatea verlos desordenados. Me pasa con frecuencia que entro en conflicto conmigo misma por mis propias contradicciones, que son muchas.

Así que estaba yo en mi despacho rodeada de libros y más libros que se amontonaban en pilas cuando ha llegado a mis manos un clásico entre los clásicos:





El Principito llegó a mi hogar cuando yo tenía unos 8 años, me lo regaló mi madre en versión original, en francés, porque la familia de mi madre es bilingüe en ese idioma y ha tenido siempre un afán desorbitado por contagiarme la pasión por todo lo que tenga que ver con nuestro país vecino.
Recuerdo que al leerlo, no me gustó nada de nada: el Principito me cayó fatal y no entendí la mitad de las cosas que decía, se me hizo pedante, aburrido y en definitiva, un castigo.
Muchos años más tarde, cuando terminé el cole, lo recuperé para darle una segunda oportunidad, que es algo que yo hago mucho con los libros. Aunque la primera vez que me los lea me parezcan un petardo, suelo darles una segunda oportunidad por si el error era mío y no del libro. Si a la segunda vez siguen sin gustarme, entonces los destierro por los siglos de los siglos y les pongo cruz en mi Lista de Libros Indeseables.

Al leerlo de mayor, cambió por completo mi perspectiva. Creo que "El Principito" es uno de esos libros que se incluyen en formato de literatura infantil y en realidad son libros para adultos, lo que le pasa un poco a "Los Simpsons", una serie que por ser de dibujos animados parece que va dirigida a un público infantil pero al verla te das cuenta de que su contenido está claramente dirigido a un público mucho mayor.

Me encantó. Lo disfruté mucho, me inspiró infinita ternura, entendí al Principito y todo lo que contaba, y por eso hoy, cuando ha caído en mis manos una vez más, no he podido evitar sonreír y ojearlo, parándome, como no, en mi página favorita.




Podría contar tantas y tantas historias del libro que no cabrían en un post, pero me quedo con una frase del prólogo y la dedicatoria del autor, una frase que a veces se nos olvida y que en adelante, ilustra la cabecera de mi blog:


"Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. (...) quiero dedicar este libro al niño que este señor ha sido. Todas las personas mayores fueron primero niños. (Pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

A León Werth, cuando era niño.

2 comentarios:

  1. yo ese libro lo descubrí cuando ya era mayor y me encantó!!

    ResponderEliminar
  2. Que gran libro el principito. Totalmente de acuerdo contigo, yo también creo que esta enfocado a gente mayor.

    Un eBso desde la Atlántida.

    ResponderEliminar

¡¡Gracias por dejar tu comentario!!