"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




miércoles, 21 de marzo de 2012

Papá

En medio de todo este maremágnum de circunstancias potencialmente peligrosas para la supervivencia de una maestra, pasó el día 19, que como todos los 19 de marzo del mundo, es el Día del Padre. Hace tiempo escribí sobre mi madre, como puedes leer aquí, y no quería dejar pasar la oportunidad de hacer lo propio y presentar a mi padre.

Mi padre es un hombre que nació con bigote. Seguramente los documentos gráficos de su nacimiento contradigan este dato,pero lo cierto es que cuando conoció a mi madre, allá por los 70, ya venía con él. Mis padres se conocieron en La Central, un bar que hay en la plaza de Chueca donde cada año volvemos a tomarnos un vino y una tapa de atún. Parece que ella, una pitiminí de libro, hija de sastres y afincada en lo que entonces era la zona pijo-castiza de Madrid, celebraba su cumpleaños allí, y que mi padre y sus hermanos, provincianos de pueblo de los de celebrar la matanza, iniciaron la clásica maniobra del acople, algo por cierto muy dado aún en las noches de fiesta madrileña, en las que como te descuides se te han metido dos o tres grupos de tíos entre las filas y no te has dado ni cuenta.

Parece que después de muchos dimes y diretes y otros avatares, se casaron, y tiempo después me engendraron a mí. Mi padre siempre dice que como ellos eran cuatro hermanos, él siempre quiso tener hijas, y espero que el resto pensase lo mismo porque todos mis tíos tienen chicas. Cuando yo nací debe ser que fui el juguete que mi padre esperaba: me convirtió en su alter-ego en femenino y en pequeño, aunque sin bigote. Me cortaba el pelo a lo chico con estilo y elegancia y me vestía de alternativa, con pantalones anchos y americanas con chapas. Por aquel entonces era yo una niña riquísima, con mis hoyuelos y mi sonrisa, y a mi padre se le caía la baba. Siempre hemos ido juntos a todas partes.

Mi padre es ese tío valiente que cuando se prejubiló cumplió su amenaza de toda la vida: cortarse el bigote. Mi madre le estuvo mirando con cara rara y luego riéndose como si no se lo creyera durante semanas, y aún mi amiga Chari me dice cuando le ve que no parece él.

Mi padre es ese hombre que nos pintó un cuadro a cada una, como ya conté, y que hace que el cuarto de estar de su casa parezca la trastienda del Prado con tanto bodegón y retrato.

Mi padre es ese hombre que nos repite diez mil veces al día que "no se dejan los cables enchufados a la corriente sin conectar el aparato, que un día salimos ardiendo" cuando ve las regletas de la casa, llenas de enchufes y con todos los cables tirados.

Mi padre es ese hombre al que le decimos: "Papá, que dice mi hermana que le traigas unos crispis que son como integrales pero que no lo son, con chocolate pero que no son todos, vienen algunos sí y otros no, y que sea chocolate negro belga 100%, y a mí tráeme pan integral con semillas, pero del que no lleva fibra, que luego no paro de ir al baño, y mamá dice no se qué de que le traigas sus barritas de centeno, pero no las de la otra vez, las de hace tres o cuatro semanas, gracias" y el tipo se recorre el mundo entero para atender a nuestras descripciones y tratar de satisfacernos. Cuando le mando al herbolario debe de ser de traca.

Y cuando por fin aparece con todo perfecto siempre nos dice: "Me tendríais que estar haciendo constantemente la ola, eso es lo que tendríais que hacer".

Mi padre es el hombre creativo y con recursos que el día aciago en que mi madre perdió un pendiente de esos que son reliquia familiar cara-carísima, y en su depresión post pérdida le dio el otro a mi padre, mi padre se lo engarzó en un anillo para que pudiese seguir llevándolo en solitario y nunca más lo perdiera.

Mi padre es un hombre con tanto estilo y tanta elegancia que nos compra ropa, como él define, de "rabiosísima actualidad", que la ves y dices: "yo esto no me lo pongo", pero te lo pruebas y resulta que es lo más cómodo del mundo, o lo que mejor te queda, o ambas cosas. Mi padre antes vestía sólo de negro, como Karl Lagerfield, pero mi madre le ha convencido de que "pareces un cucaracho" y ahora es una explosión de color.

Mi padre es el hombre que pacientemente nos ha escuchado, arreglado todo lo que nos cargamos habitualmente, resuelto todos los problemas en los que le hemos pedido ayuda, y confirmado que sí, que estaba loco por tener dos hijas.

Hace un par de años, mi hermana le regaló un cuadrito en el que ponía:

"Todos los hombres pueden ser padres, pero hay que ser muy especial para poder ser papá".

Mi padre es un papá. Le adoro.


Feliz día, papá. Feliz vida.

PD: Edito para decir que el análisis de algunas de las frases de mi padre lo ha hecho mi hermana, alias Neita, los derechos de autora son lo primero (esto lo hago bajo presión de ella misma y su amenaza de denunciarme por no citaría, ahí queda Litel)

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