"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




jueves, 6 de enero de 2011

Pintarse la cara color esperanza

Esta frase es de una canción de Diego Torres (http://www.youtube.com/watch?v=VA4EQpdTrgo&feature=fvst) que se llama así, "Color esperanza", y que no sé para qué lo digo porque la habréis oído mil millones de veces porque la han puesto hasta lo indecible.

Esa canción, que no me entusiasma ni más ni menos que otras tantas, le encanta a mi madre por esa frase, que tiene mucho significado para ella, y para mí, y para tantas otras personas, para tí seguramente, que también te pintas la cara de color esperanza, o de color optimismo, o de color "vamos p´alante", cuando por dentro lo último que te apetece es pintarte de nada, porque ni siquiera te apetece pintar. Es una reflexión interesante la de la superación personal, esa fuerza social que nos empuja a ser constantemente felices cuando hay veces que tienes ganas de meterte en la cama y dejar que el tiempo pase hasta que empiece un nuevo día.

Pero a veces hay que sobreponerse, hay que sacar ánimo de algún bolsillo y salir a la calle y disfrutar, y ser feliz, y pintar.

Exactamente eso es lo que hice el otro día con mi "nuevaamigadetresmesesperocomosifuerademil", M., y lo hice en el sentido más literal de la palabra. Lo de pintar, digo.

Aprovechando que quiero que acabe la fiebre de las compras compulsivas PERO YA, y que el trabajo infernal de las Jornadas de Conciliación me ha agotado como si hubiese sido un campamento intensivo de un curso entero, me fui a su casa a pintar un juego de té, que es el plan más viejuno a la par que retromoderno que hacía en mucho tiempo. Me encanta.

Allí estuvimos, charlando, cantando, bailando (sí sí, bailando, ¡y qué bailes!) y pintando, pintando esas tazas, y ese azucarero, y esa tetera, y los platos, y pintándonos de colores para sobreponernos a todo lo que nos aprieta, empezando por la crisis y terminando por la Ley Antitabaco.

A veces hay que pintar.

Y a tí, P., amiga mía, aunque no creo que lo leas, te voy a pedir a los Reyes (que por cierto, están al caer, les deben de quedar un par de barrios para llegar al mío) una caja de pinturas, para que te pintes un poco y salgas a la calle a demostrar todo lo que eres y todo lo que vales, aunque estés agobiada por no haber disfrutado de la semana de Reyes, con lo que a tí te gusta.

Tengo infinitas ganas de que me llames mañana y me digas con tu voz de niña de 30 años (parezco Miliki):

"¡¡Tía!! ¿¿A que no sabes lo que me han traído los Reyes...??"

Hay que pintarse, hay que pintar.

Y en este mundo, sobre todo, hay que pintar color esperanza, que falta nos hace.





1 comentario:

  1. ¿Pintas conmigo?
    A pesar de mis 30, estoy poco madura, así que trae contigo (como siempre haces) alguna tonalidad de esas que, cuando la mezclemos con la mía, me haga ver el verde, el verde esperanza, el verde de tirar pa´lante...
    ¡Gracias linda, por tutto!
    P.

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