"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




miércoles, 6 de abril de 2011

Ay, dios mío: me han invitado a una boda de alta alcurnia

Desde hoy soy una persona nueva, en una nueva dinámica de vida que toca nuevas esferas sociales: resulta que mi compañera de trabajo se casa.

A priori podría parecer que no tiene nada que ver una cosa con la otra, incluso alguno se preguntará que qué tendrán que ver la velocidad y el tocino, pero permítanme que me explique. Comenzaré, como decía Manolito Gafotas, por el principio de los tiempos.

La gente se casa, y no tengo nada en contra, de hecho me gusta ser invitada porque, al contrario que a la gente normal y corriente, a mí me apasionan las bodas. La ceremonia en sí no me gusta mucho: si es religiosa, por motivos intrínsecos a la propia ceremonia, y si es civil, porque duran tan poco tiempo que como te descuides y te tropieces te pierdes el "sí quiero" y se termina la boda en un periquete.

La celebración, sin embargo, es harina de otro costal. Adoro esas comidas monstruosas en las que acabas mezclando vino tinto, blanco, rosado, cerveza, carne, pescado, sorbetedeentremediasdelacarneyelpescado, postre, bombones, tarta y otros manjares, y para cuando has terminado de tragarte todo eso aparece el gran invento de las bodas modernas que es la "recena", y que consta de sandwiches y canapés que se sacan durante el baile y que tienen como objetivo que el alcohol no te pueda (o no del todo).

Me encantan también los protocolos de las bodas: abren el baile los novios, normalmente con el clásico vals, que ninguno de los dos baila muy bien porque entre los nervios, el calor, el vestido de ella, los pies del número 45 de él y otros avatares, es imposible llevar correctamente el "1,2,3, 1,2,3, 1,2,3".
Luego, en un momento pactado mediante miradas varias, salen la madrina y el padrino, arrancan a los cónyuges de los brazos del contrario y continúan el baile: normalmente terminan el vals y luego empalman con el primer pasodoble de la noche.

Finalmente, el padrino y la madrina sueltan al novio o a la novia, depende de quien se trate, y hacen de tripas corazón para cogerse de los brazos y marcarse un baile entre ellos, haciendo las delicias de las clásicas parejas cincuentonas que van a Bailes de Salón y que se arrancan y salen a la pista para bailarse primero ese pasodoble, y luego todo lo habido y por haber. En el momento en que esto ocurre, se da por abierto el baile para l@s invitad@s y finalizado para l@s novi@s, porque el novio y la novia tienen entonces que pasearse por todas las mesas donde la gente mayor y/o aburrida bebe a sorbitos el décimo licorcito de hierbas y espera pacientemente para hacerse fotos con ellos.

Total, que en una boda disfruta todo el mundo menos l@s que se casan, que comen poco, se hacen muchas fotos y van de un lado al otro recogiendo sobres y posando con las tías del pueblo. Yo, sin embargo, disfruto por el novio, por la novia y por el cura si hace falta: ceno como una reina, bebo como una reina y bailo como toda la corte celestial, porque como no suelo llevar tacones (si los llevo me los quito en el primer minuto de la fiesta) no desperdicio canción alguna.

Con todo esto, resulta que mi compañera R., que tiene mi edad, se casa en verano. Lo de que se case tan joven (porque somos jóvenes para casarnos, que lo dice mi madre) es algo que me tiene desconcertada, porque oye, llámame clásica, pero para mí casarse a tan temprana edad es algo innecesario a todas luces con lo bien que se vive en pareja y en la soltería, pero en gustos no hay nada escrito. Lo de que se case en pleno verano ya es otro tema porque a ver, una tiene que interrumpir sus vacaciones para asistir al evento, pero teniendo en cuenta que como he dicho antes me apasionan las bodas, yo me plantifico allí como manda la tradición.

Ayer me dio la invitación en el cole. Me dijo que pensaba mandármela por correo, pero que bueno, que nos vemos todos los días y que mejor dármela en mano. Qué queréis que os diga, me hubiera hecho más ilusión recibirla por correo certificado para que se hubieran muerto de intriga mis vecin@s (como siempre que llega una carta certificada o un paquete, que siembra la tensión en el rellano), pero igualmente la cogí llena de orgullo y satisfacción para disponerme a leerla.

Mi nombre escrito a mano fue lo primero que ví. No escrito a mano de cualquier manera, ojo, que habían contratado a un caligrafista para que, con una pluma de oca (y además imagino que no de cualquier oca, sino de una oca de alta alcurnia con un estilo y una elegancia propios), se escribió a mano todos los nombres, apellidos y direcciones de los más de 200 invitados e invitadas que vamos a acudir. La gente fina y elegante no se deja la manicura francesa escribiendo invitaciones, sino que contrata a otra persona para que lo haga ella. Tela.

En la parte trasera del sobre, en la lengüeta, un sello impreso. Al acercarme un poco al sobre descubro que el emblema representa a una casa familiar, entiendo que de la de ella, que es la que me ha invitado. Me quedo impactada, me siento un poco como en las películas cuando encuentran un documento antiguo y están a punto de abrirlo y desentrañar un gran misterio de alguna civilización bastante antigua.

El misterio se desvela cuando saco la invitación: en papel satinado, de color beige, densidad de 1,7 gramos (desde que mando documentos oficiales entiendo mucho de estas gilipolleces protocolarias), letras en color vino (de imprenta, eso sí, que al caligrafista le provocó un esguince de 2º grado lo de escribirse todos los nombres, con sus apellidos compuestos de alta alcurnia) y un texto en la parte izquierda que reza así:

"Los Excelentísimos Señores de Tal, duques de Nosequé, tienen el placer de participar en el matrimonio de su hija Fulanita de Tal, y les invitan a la ceremonia religiosa que bla bla bla..."

En la parte derecha, el siguiente texto:

"Los Excelentísimos Señores de Pascual, duques de Nosecuantitos, tienen el placer de participar en el matrimonio de su hijo, el Ilustrísimo Sr. D Menganito de Pascual, conde de Piedralillos de Abajo, y les invitan a la ceremonia religiosa que bla bla bla..."


Leerlo y quedarme muerta fue todo uno. ¡¡Que voy a una boda con más personalidades que los Premios Príncipe de Asturias!!

Resulta que la familia de ella está llena de condes, y la de él de duques, condes, condesas y un poco de todo, vamos, que jugando al "Quién es Quién" de los títulos nobiliarios lo iban a tener un poco complicado, porque allí no hay persona plebeya alguna. Entenderéis que me temblasen un poco las piernas de la emoción y que acto seguido mi cabeza se llenase de dudas, miedos y misterios varios.

Mi duda principal es: ¿qué se pone una para una boda de semejante nivel (Maribel)? ¿tocado? ¿guantes altos?
Otra duda que se me plantea: ¿podré ir en mi Picanto o contrato una limusina sencilla que me lleve hasta la ceremonia? Hay que tener en cuenta que yo nunca me he codeado con la alta alcurnia, y que el único conde con el que he tenido contacto directo en mi vida ha sido el Conde Lucanor, creo recordar que en 3º de la ESO y en forma de pregunta de examen de Lengua.

Y otra cosa: en estas bodas tan finas, ¿quién abre el baile? ¿por orden de título nobiliario? ¿qué sale de un conde y una duquesa? ¿Eugenia Martínez de Irujo?

Ay dios mío, presiento que mi vida va a dar un giro, lo malo es que no sé hacia donde. Esto puede marcar un antes y un después en mi existencia.

Se aceptan sugerencias para cuando llegue el día, por ahora intento desentrañar cómo cojones rellenar la tarjetita que tengo que enviar para confirmar mi asistencia: no sé que poner en el hueco que han dejado para que indique cuál es mi título nobiliario...

2 comentarios:

  1. Madre mia, no te veo yo en una boda de esta dimensión jaja, aunque reconozco que puede ser muy gracioso. Seguro que lo pasas muy bien y con suerte puedes encontrar un futuro novio con renombre (o reapellido, según se mire).

    Además no te preocupes, fijo que van un montón de amig@s de los novios que no son de la alta alcurnia con los que puedes camuflarte y pasar desapercibida.

    Seguro que será una boda atípica, por lo que mi consejo es que disfrutes de ella. Está de mas decir que queremos ver muchas fotos de tal experiencia y además lo antes posible jeje.

    Pasalo bien, un eBso desde la Atlántida.

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  2. Bien, lo importante es saber si la boda es de mañana, de tarde...Cada hora requiere una etiqueta (corto, largo, tocado, no tocado...) Al ser una boda de alta alcurnia no puedes hacer eso que hago yo en toda boda que es "busco vestido bonito, barato y que me quede bien".

    Además debes pensarte seriamente que regalar...Hay lista de bodas? Si hay lista....Con unas maletas de pelo de elefante bastará? Será mejor regalar el cojín elegante a la vez que cómodo imposible de combinar con cualquier mueble existente?

    Luego, a falta de lista de bodas es que quieren dinero (que por muy conde o duque todo puede ser)...Cual sería la cantidad adecuada? Has marcado la casilla de "acompañante"? Si es asi...Te tocará pagar el doble pero al ser gente de clase los 100 eurillos de rigos por persona es poco, 200? 300? Tampoco es plan de quedar como una gran tacaña pero desde luego despidete de pobre sueldo de mileurista si sumamos vestido, bolso, zapatos y algo que te deje el pelo brillante a la par que elegante.

    Por fin, tu última duda es...Y una vez alli, miras tu sitio, en el que tienes que sentarte durante las 2/3horas que dura el banquete. Te sientas en esas grandes mesas llenas de cuchillos, tenedores, cucharas, cucharillas, tenedorcitos, cuchitos, copas, copazas, capitas, vasos, vasitos que no tienes ni idea para que valen y una especie de centro con flores de las cuales desconocías un 80% y empiezas a ver llegar primos/as, amigos/as con las que no tienes nada claro que vayas a congeniar y te mantienes calladita, espectante, a que saquen algún tema que domines mientras piensas tu primer comentario, ese comentario que sentenciará si tu cena va a ser aburrida, divertida o vas a estar en una burbuja ignorada por todo el mundo...

    Bien, no te envidio pero quiero ver fotos como si fuera el fin del mundo

    Besos

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