"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




martes, 26 de octubre de 2010

Egoísmo (¿necesario?)


Hoy busco por la red una foto con la que ilustrar este post y encuentro muchas, casi todas ellas ilustrando a su vez posts de otros blogs del mundo, en los que otras personas hablan acerca de esta palabra tan de nuestro tiempo: egoísmo.

Del latín "ego" ("yo"), la palabra egoísmo se define según la RAE (adoro la Real Academia Española de la lengua) como "Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás".

Resulta que cuando buscas en Internet esta definición, te salen muchos resultados, y varios de ellos aluden al concepto de egoísmo necesario, algo así como que todxs debemos de concedernos un tiempo de egoísmo en el que hagamos lo que nos apetezca, donde, cuando y cómo nos apetezca, sin pensar en nadie más que en nosotrxs mismxs. A grandes rasgos, es lo que nos quiere decir.

Yo estoy bastante de acuerdo con este concepto, pero no desde este punto de vista, me explico. A mí también me parece que en esta vida sólo tenemos un compañero real de viaje, y ese somos nosotrxs mismxs, por lo tanto, hay que quererse, cuidarse y dedicarse tiempo y energías, aunque ello implique a veces dejar de hacer otras cosas que interfieren en lxs demás.

Hasta hace poco (muy poco) tiempo, yo era de esas personas capaces de dejar de cenar por ayudar a alguien a algo aunque me muriese de hambre, no salir para quedarme en casa acompañando a alguien un viernes por la noche o ceder para ir a comer a casa de mis abuelos todos los domingos de dios, sin discusión, sólo para no disgustarles, aunque tuviese que hacer cosas importantes.

De un tiempo a esta parte he aprendido a cambiar un poco esto, es decir, sigo ayudando, acompañando a lxs demás y comiendo con mi abuela, pero modificando un poco la rutina de la imposición. Si tengo que ayudar a alguien una noche, le puedo decir: "Oye, me muero de hambre y necesito hacer un paroncillo para cenar". Si me tengo que quedar en casa un viernes para acompañar a alguien, a una hora determinada puedo decir: "Si no te importa, podemos salir a dar un paseo porque me apetece estirar las piernas". Y un jueves puedo llamar a mi abuela y decirle: "Oye abuela, que el domingo estoy liada, pero que prefiero ir a comer el sábado en vez del domingo".

Oye, y tan felices todos.

Con esto quiero decir que se puede interaccionar con los demás sin dejar de lado los pequeños momentos que necesitamos dedicarnos. Pienso que satisfacer estas pequeñas necesidades hace que seamos mucho más felices y que nos dediquemos a lo nuestro con el doble de pasión.

Sin embargo, meterse en esta dinámica puede llevarnos justo al extremo, y pasar de ser excesivamente servicial a hacer lo que nos sale de las narices sin contar con nada ni con nadie.

Hoy hablaba con mi amiga M. de lo importante que es saber discernir, que ni calvo ni dos pelucas, ni demasiado para los demás ni todo para mí misma. El problema es plantear la cuestión a una persona que ha cogido al toro por lo cuernos y que no se baja de la burra de los beneficios del "egoísmo necesario" , que de repente descubre lo guay que es ir a su bola y ya no quiere hacer nada por ni con nadie nunca jamás de los jamases (salvo cuando necesita un favor, ahí "donde dije Digo digo Diego").

Qué dilema, por dios. Por un lado la adoro, y por otro algunas veces la mataría... creo que eso es algo que siempre pasa, pero tampoco sería justo pensar que yo tengo toda la razón. ¡Qué locura de egoísmos necesarios! Si cuando digo que es estrictamente necesario ir a terapia...

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