Una vez pasado el primer asalto de la tormenta, puedo hablar felizmente de otra de las mejores etapas de mi vida, que ha sido el lustro que he pasado currando en el antiguo Valle del Kas, hoy conocido como Vallecas.
Antes de contar nada, debo apuntar que Vallecas es como un país aparte con sus provincias y sus leyes autonómicas, por lo que distiguimos:
-Vallecas "Pueblo" o "Villa": El originario pueblo de Vallecas, reconocido, entre otras cosas, por su iglesia, porque tiene metro, por la avalancha de kundas de las 20.00 horas y por su gente absolutamente entrañable. Conecta al norte con el PAU y Santa Eugenia que no son consideradas muy Vallecas por ser urbanizaciones venidas a más.
-El Pozo del Tío Raimundo: Asentamiento obrero que data del año 1924, cuando un ganadero se instaló allí con sus animales. Otrxs obrerxs le secundaron y hacia el año 1937, un vecino del poblado, el Tío Raimundo, construyó un pozo que dio nombre al nuevo barrio. Actualmente viven allí algunos de los pobladores originales (que llegaron al Pozo en su niñez, obviamente) y varias generaciones de descendientes. El Pozo ha sido aislado durante muchos años por su cercanía a los antiguos poblados de "La Celsa" y "La Rosilla" y uno de los mayores poblados de la droga en España, "Las Barranquillas". Sin embargo, El Pozo está lleno de gente entrañable, solidaria y con ganas de invitar a un café a cualquiera que pase. Me enternece hablar del Pozo...
-Entrevías: Aquí se me pasó la ternura de un plumazo. De mis 6 años en Vallecas, 4 han sido en Entrevías, zona de Vallecas que comienza al final del Pozo y se extiende hasta Méndez Álvaro. En Entrevías se respira bastante hostilidad, la gente abolla coches, los niños juegan a pinchar ruedas, y encima tiene un microclima maligno que no conseguimos desentrañar, pero si en cualquier parte de Madrid llueve, en Entrevías hará un sol radiante, y si en mi casa me estoy asando de calor, sé que me toca ir a Entrevías con un jersey puesto. El único lugar en el que te pueden atracar dentro de la comisaría, aunque con buenos bares, eso sí.
- Vallecas (Puente): Cierra este engranaje limitando al Este con El Pozo y Entrevías y al Norte con Vila de Vallecas. Es la zona más ¿¿moderna?? de Vallecas, llena de tiendas, bares, restaurantes y, como no, acogedora del Estadio del Rayo Vallecano, visita obligada para todas aquellas personas que quieren venir a vernos.
Después de esta reseña histórica para ubicar en el espacio mi vida laboral, diré que comencé trabajando en una entidad social El Pozo, luego me pasé a otra entidad y un cole Entrevías y actualmente colaboro con un proyecto en la zona del Puente. El hecho de que la vida me haya llevado por estos caminos vallecanos ha derivado en que tenga numerosas amistades repartidas por todas las zonas de este maravilloso barrio que puede ser consdierado ciudad, hasta el punto de que hay días en los que prácticamente vivo allí. Creo que me voy a pillar una habitación o un pisito como han hecho todxs ellxs, y eso que mi barrio limita con Vallecas.
El caso es que paso tiempo allí hasta la hora de dormir todos los días de la semana. Los viernes suelo tomarme una caña en Villa con mis antes compañeras, ahora amigas, del curro, pero últimamente estamos liadas y nos quedamos pocas, así que en vez de tomar las cañas en un bar, nos subimos a cenar a casa de M., y allí jugamos a algo, o montamos una timba, o comentamos la semana, o escuchamos musicón (cón cón) o vemos una peli o lo que sea que nos apetezca hacer. Algún día hablaré de la gran M., siempre dispuesta a cederme su hogar.
Total, que el viernes estábamos en su casa cuando de repente, a las 2.00 de la mañana, se empiezan a oír unos golpes monstruosos en el pasillo, pero estábamos tan agotadas (y en Vallecas se ven/oyen tantas cosas) que no nos molestamos en mirar si pasaba algo. Nos fuimos a dormir y al día siguiente salimos escopetadas sin pensar nunca jamás en los golpes infernales.
Ayer, cuando voy a cenar a su casa, me dice que me asome al pasillo a ver si adivino que había estado haciendo el vecino para dar tantos golpes la semana pasada. Cuando me asomo a su puerta, esto es lo que veo:
Quizá, el ojo inexperto no advierte nada extraño en esta imagen. Es más, no deja de ser un agradable adorno navideño colgado en una puerta cualquiera. Pero, ¿dónde está lo extraño?
Vuelve a mirar...
Al colega no se le ocurre otra cosa para colgar un inocente Papá Noël de su puerta que clavar un clavo de dimensiones estratosféricas en su propia puerta para dejar el agujero de por vida. No podía coger un trozo de celo, ni una pegatina, ni siquiera una barra de pegamento, ni un poco de Blue Tack, ni cola de contacto mismamente, no. Él tenía que poner un clavo. Lo mismo el Papá Noël pesa un quintal y medio.
Y estas son las cosas que hacen mi vida feliz, hilarante, maravillosa, porque la gente en Vallecas no tiene miedo, la gente mira hacia delante sin pensar lo que deja atrás. La gente clava clavos en sus puertas por no poner un trozo de celo.
Ole Vallekas.
Vallekas rules.
PD: Para saber un poco más sobre Vallecas, http://es.wikipedia.org/wiki/Vallecas
"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."
Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry
Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry
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