"Pido perdón a los niños por haber dedicado este blog a personas mayores. (...) quiero dedicar este blog a los niños y niñas que estas personas han sido. Todas las personas mayores fueron primero niños (pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria."

Adaptación de la dedicatoria del libro "El Principito", de Antoine Saint-Exupéry




domingo, 29 de mayo de 2011

Recetas de lluvia y azúcar

El 15 de octubre del año pasado, me encontraba yo en la Casa del Libro de Goya cuando casi estaban cerrando .

No es que me guste a mí dejar los regalos para el último día, más bien a ellos les gusta no dejarse ver hasta el último momento, pero el caso es que tenía un cumpleaños al día siguiente y todavía no había comprado nada. Entre que a la gente de mi círculo le encanta leer, que a mí me apasiona y que solemos andar regular de pelas, regalar un libro se suele convertir en la mejor de las opciones.

Llevaba rato dando vueltas intentando encontrar un álbum ilustrado, esos que tanto nos gustan pero valen un riñón y que por lo general devolvemos a la estantería con cara de niño al que le han quitado un caramelo después de ojearlo detenidamente. La Casa del Libro parecía un mercadillo: en las estanterías se amontonaban ejemplares de decenas de álbumes, libros y manuales, todos ellos sin clasificar y cada uno de su padre y de su madre. Al minuto y medio yo ya tenía unos 10 apilados en un montón en mis brazos.

Me dirigía hacia una mesa para dejarlos y mirarlos tranquilamente, cuando al levantar la pila de libros, uno resbaló de la estantería y cayó a mis pies. Por aquello del "qué dirán", dejé los que llevaba apilados en el suelo y me agaché a recoger aquel libro movedizo. Su título fue lo primero que me llamó la atención: Recetas de lluvia y azúcar. "Bonito título", pensé.

Lo cogí, me puse de pie, y empezé a echarle un vistazo. Cuando me quise dar cuenta, estaba completamente embobada y habían pasado casi 15 minutos. Era exactamente el tipo de libro que me encanta y que a mi amiga le iba a encantar, así que dejando en el suelo el montón de libros inicial, corrí a la caja para pagarlo y llevármelo. Quedaban dos ejemplares más, así que también me los llevé para otros dos regalos que tenía que hacer a otras dos amigas del mismo corte que la primera.

A mi amiga, la que cumplía años, le encantó el libro (y a las otras también). Se lo ha ido leyendo poco a poco y durante semanas me iba contando lo que había ido descubriendo. Recetas de lluvia y azúcar es un libro a caballo entre el álbum ilustrado infantil y el libro tierno de adult@s que explica, mediante sencillas "recetas" y reflexiones, cómo trabajar y cultivar las diferentes emociones: miedo, empatía, rencor, alegría... Los textos son maravillosos y las ilustraciones ni te cuento.

Cuando llegó la Navidad, mi amiga regaló el libro a su gente allegada, y esa gente a su vez a otra gente, y así se corrió la voz. Muchas personas andan ahora cocinando los ingredientes para dar rienda suelta a sus emociones. Lo malo fue que, una vez que pasó la euforia, volví a comprarme un ejemplar para mí pero ya estaba agotado. Después, la vorágine de la vida y sus circunstancias enterraron el recuerdo del libro en un rincón del bosque de mi mente y ahí permanecía hasta hoy.

Paseábamos mi hermana y yo por la Feria del Libro esta mañana, buscando a Ajo Micropoetisa para que me firmase su nuevo libro de Micropoemas III (de la que soy una gran fan, como te conté en el post "Micropoesía"), cuando he visto una caseta decorada de forma que me ha instado a acercarme. Hemos atravesado a la gente que se agolpaba por toda la Feria y hemos llegado a la caseta, donde nos hemos parado a echar un vistazo a los libros. De repente, he visto encima de la mesa las Recetas de lluvia y azúcar, y cogiéndolo al vuelo le he dicho a mi hermana:

- ¡Mira! Este libro es una pasada, llevo tiempo detrás de él.

Una mujer que estaba vendiendo en la caseta, me ha oído y, dirigiéndose a mí, me ha dicho:

- ¿Lo has leído?

Yo he contestado:

- Sí, te lo recomiendo, es buenísimo.

Y ella me ha dicho:

- Lo sé, porque está mal que yo lo diga, pero es muy bueno.

Se me ha encendido la luz:

- ¿Lo has escrito tú?

Y ella, sonriendo, me ha contestado:

- Sí, y estoy aquí para firmártelo.


Y le he contado la historia de aquel libro que hace meses cayó a mis pies, pero que nunca pudo llegar a caer en mis manos, y le ha encantado. "Las casualidades existen", le he dicho. "Tengo una amiga que dice que son estas pequeñas cosas las que mueven el mundo", ha respondido.

Mi libro de Recetas tiene ahora, en su primera página, un escrito que dice:

"Para tí, para que tu vida esté llena de muchas casualidades que te permitan compartir alegría y felicidad. Por muchos libros cayendo a tus pies. Con todo mi cariño, Eva".

Y he salido de la Feria del Libro son una sonrisa.

Todo tiene un por qué. Todo lo bueno vuelve.

Como dice Ajo:

"Las casualidades sirven para demostrarte que estás donde tenías que estar, ni un milímetro más allá".


Cuánto arte hay en el mundo, de verdad.






 

3 comentarios:

  1. "Casualmente" vuelvo a caer en tu blog cuando necesitaba oir que estoy donde debería estar.

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  2. Seas quien seas, me acabas de dar lo que necesitaba leer en este momento.

    Qué suerte que las casualidades sigan fluyendo... :)

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  3. Y desde las antípodas;)

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