Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
"¿Habrá otro - entre sí decía-
más pobre y triste que yo?"
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Calderón de la Barca
Éste es uno de mis poemas favoritos, y cuando me viene a la mente me convierto en alguien menos tremendista, menos tendente al drama, en definitiva, menos egoísta.
Que de vez en cuando hay que bajarse un poco del pedestal ombliguista en el que nos subimos cuando nos autoproclamamos las personas más desgraciadas del planeta Tierra para darnos cuenta de que al pie del pódium hay gente cercana, querida, que sufre tanto o más que nosotr@s.
No quiero ser una de esas personas que salen en la televisión llorando a su ser querido y diciendo "pero si era una persona de lo más normal, no tenía problemas" que luego descubren que no conocían a su hija, o a su sobrina, o a su hermano.
Si estoy, quiero estar. Y si no, me puedo ir. Pero elegir estar significa dejar a un lado las lamentaciones y darse cuenta, aquí y ahora, de que alguien me necesita.
Y si me necesitas, voy a estar. QUIERO estar.
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