Cayetana:
Te escribe una madrileña que ayer leyó tu intervención en Twitter en la que anunciaste que jamás le perdonarías a Manuela Carmena que tu hijo se haya quejado de que el traje del rey Gaspar "no fuera de verdad".
Si me permites una opinión, yo no sé si era de verdad o no (¿acaso tu hijo ha conocido al auténtico Gaspar?), pero es cierto que no era muy tradicional. Bonito tampoco, para mi gusto. Los colores, las hechuras y los atavios de sus majestades no eran similares a los de toda la vida, y entiendo perfectamente que no te gusten. Ya te digo, a mí tampoco. Si me hubieran preguntado, yo hubiera elegido otros, pero vamos, que engancharse más allá del comentario me parece absurdo. Propio de los 6 años de tu hijo, quizá. Impropio de una persona mayor de esa edad.
También te digo que yo no fui ayer a la cabalgata, ni ayer ni nunca. Le juré deslealtad cuando descubrí que el Ayuntamiento de Madrid, ya hace años, privaba a algunos barrios (y por ende a centenares de niños y niñas) de presupuesto para sus cabalgatas. ¿Por qué? Pues no sé, la verdad. Da la casualidad de que eran barrios un poco protestones e incómodos, pero chica, sería muy de hijos de puta utilizar la ilusión de los críos para castigar a los vecinos en esa fiesta tan señalada, ¿no?
Por eso no me pongo en lo peor. Quiero creer que no se daban cuenta del daño que hacían, así que durante años he colaborado (muchas veces sin cobrar, se llama voluntad, Cayetana) en que esas cabalgatas fueran posibles, desde Hortaleza a Carabanchel, desde Moratalaz a Vallecas, con ayuda del vecindario. Porque los niños se lo merecen todo, en eso coincido contigo.
Entonces juré deslealtad a ese macro desfile que era la cabalgata de Madrid centro, porque no me sentía parte de ella. Me dediqué a repartir ilusión en otros lugares. Mi hermana y yo recordamos con amor profundo un día 5 de enero en el que vimos llegar a los Reyes en taxi tras horasde estar en la plaza organizándoles la llegada y jugando con las familias, porque la cooperativa de Teletaxi también quiso poner su granito de arena. Ningún niño, te lo aseguro, perdió la ilusión por no ver a los camellos. Nadie cuestionó ese detalle. La ilusión, Cayetana, va en el corazón.
Tampoco entiendo que "jamás, jamás" vayas a perdonar a la Carmena. Quizá la mujer ha tenido mejor o peor gusto estético, pero eso se perdona, ¿no? Sobre todo, si me permites,si eres cristiana. Me hace mucha gracia que os hagáis dueños de una cruz que no cargaríais ni obligados. Tú no perdonas, ni olvidas, ni transiges, pero me juego el cuello a que estás indignada, como tanta gente, de que la alcaldesa se esté "cargando nuestras tradiciones".
Eso lo dicen porque ha quitado belenes, pero oye, ha dejado 7. Quien quiera puede verlos. ¿Dónde está la desaparición de la religión? Decid entonces que queréis MÁS decoración. Eso se puede debatir, querida, lo demás no. No os pongáis la toca y el hábito cuando os ha importado lo justo el número de belenes que ha habido nunca en nuestra ciudad.
Lo que me indigna es que me hables de espíritu navideño, de fe cristiana y de amor al prójimo.
Yo veo niños que no comen nada en el día salvo lo que les damos en el cole, Cayetana. Familias que esta navidad no han tenido calefacción. Mujeres trabajando por 3 euros la hora para poder llevar algo de comida a la mesa. Hombres trabajando en condiciones de insalubridad para lo mismo. Y nunca, NUNCA, les he visto perder la ilusión. Tampoco les he escuchado hablar de no perdonar a gente como para la que tú trabajas,y que a algunos nos han estafado hasta lo que no tenemos. Lo que sí les he visto es llevar a sus hijos a las cabalgatas de sus barrios, donde al rey Baltasar del año pasado le habían internado en un CÍES, y disfrutar como si no hubiera un mañana.
Por eso te digo,Cayetana, que si tu hijo pierde la ilusión, eres la única responsable. Porque la navidad, Cayetana, el auténtico espíritu de la navidad cristiana, está lejos, muy lejos, de la fuente de la Cibeles y del traje de Gaspar.
La próxima vez que quieras hablar de respeto a algo, Cayetana, no utilices un argumento tan triste, y ten respeto por el momento que pasa un país arruinado y demacrado, en el que tanta gente lucha por vivir con dignidad y en el que se pasan tantas penurias. No te dejes llevar por esta corriente de superficialidad que habla del traje de un Rey Mago pero calla la tasa de pobreza infantil que ha subido un 10% en este mes en nuestra ciudad. En España. En Europa. En el primer mundo.
Y perdona, Cayetana, eso siempre. Perdona a Manuela, a Gaspar y a todo el mundo. Aunque la cabalgata haya sido hortera. Si el resto no lo hiciéramos, ni tú ni tus compañeros podríais vivir en paz nunca más.
Ojalá algún día merezcas la ciudad en que vives.
Un abrazo (porque yo sí te perdono).